viernes, 16 de diciembre de 2016

Aguirre versus Carmena, y más...

DEL INTENTO DE ESPERANZA AGUIRRE DE ELIMINAR A MANUELA CARMENA, Y DE SUS MÓVILES.
[Los sucesos diarios suelen obedecer a razones profundas y arraigadas; a veces se deben a conflictos estructurales o irreconciliables. Así, la histriónica reciente pataleta de la condesa consorte y expresidenta de la Comunidad de Madrid, puede ser la punta de una enorme roca de hielo que se funde bajo el fuego cruzado de dos formaciones; en ella, la ambición política y los intereses personales se dejan traslucir].
Hace muy pocas jornadas, Esperanza Aguirre, Portavoz del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Madrid,  se ha revuelto con energía exacerbada a raíz de la limitación del tráfico de la Gran Vía, de la Calle Atocha y de la Calle Mayor madrileñas, en aplicación de un decreto municipal. La portavoz, haciendo un gran despliegue y citando a algunos comerciantes, dueños de hoteles y hostales y de alguna empresa de autobuses de turistas, arremetió contra los responsables de esta medida, a la que calificó de “inconcebible, esperpéntica, vergonzosa, indigna y además cutre”. Anunció que la llevará “seguro” a los tribunales, que se trata de una “cuestión ideológica: enfrentar a las personas con los coches y pisotear los derechos de comerciantes, vecinos y hosteleros”. “Es un decreto esperpéntico y dañino” cuya intención es “destrozar las navidades”, y que llena de “indignidad” -sic, quizá para no decir indignación-: “los derechos, los tienen las personas para usar el coche para lo que sea…”
El Gobierno Municipal aclaraba que podrán circular autobuses públicos, vehículos de residentes, titulares de plazas de aparcamiento, taxis, motos, ciclomotores, bicicletas, autobuses de turistas Madrid City Tour, unidades móviles audiovisuales, turismos cero emisiones, quienes accedan a hoteles y porten maletas y bultos pesados, vehículos de servicio público, y los que a criterio de los agentes tengan un interés general o urgencia inaplazable.
El Gerente de la EMT, Álvaro Fernández Heredia, dijo que hay que evitar la alarma social, que se reforzará el servicio de autobuses urbanos desde el primer día; y de momento, se emplearán tantos vehículos como en las obras de la Línea 1 de Metro. Se reunirán la EMT y el Consorcio Regional de Transportes, para decidir la magnitud del operativo, que ha de ser “en función de la demanda”.
Según el Decreto, los cortes -del 2 al 11 de diciembre, el fin de semana del 16 al 18, y del 23 hasta el 8 de enero-, son antesala de un plan de restricción del tráfico en la zona centro para enero de 2018, es decir, dentro de poco más de un año. La medida “pone de relieve la importancia de esta avenida emblemática” y tiene como finalidad “ganar espacio para los peatones”, y prueba “el nuevo concepto de Gran Vía”, otorgando importancia a las calles peatonales. La red de Metro incrementará en un 50% su servicio, y en algunas líneas un 100%.
Si bien no se trata de un proyecto usual, tampoco es insólito: El exalcalde Alberto Ruiz Gallardón, en enero de 2004, ya introdujo una medida similar, cortando el tráfico de dicha vía durante cinco domingos. Siendo del mismo partido de Aguirre, no tendría sentido gritar tan alto, mas razones personales lo explicarían parcialmente:
    Después de una lucha encarnizada en las elecciones municipales de mayo del pasado año, en las que Esperanza Aguirre atacó a Carmena y a Ahora Madrid, su formación, y con ellos a Podemos, calificándoles de comunistas bolivarianos, llegó a lo que luego lamentaba la actual alcaldesa: no era necesario llegar a la calumnia, “pues tiene un efecto boomerang”, y es que durante y después de los comicios, dedicó la líder del PP mucho esfuerzo a atacar personalmente a su rival: Que Carmena había obtenido el puesto de jueza por el cuarto turno, es decir, sin oposición, de lo que hubo de disculparse, también personalmente, mediante conversación telefónica, alegando recoger una noticia errónea de hacía veinte años; también aireó el asunto que afectaba al marido de M. Carmena, por entonces en vía judicial, y acusó públicamente a la pareja de alzamiento de bienes, asunto que más tarde fue sobreseído. Al acabar las elecciones, intentó formar un frente común entre PP, Ciudadanos y PSOE que cerrara el camino al gobierno de Ahora Madrid, por no estar, dijo, “en nuestro sistema democrático”. En julio pasado, la portavoz del PP en el Ayuntamiento acusó a la alcaldesa de “adoctrinar niños”, “narcotizar a la población con propaganda sectaria”, y aplicar un “programa de gobernanza de Lavapiés” que “sigue el modelo bolivariano de los soviets”.
    En parte, todo este comportamiento podría ser explicado como una “pataleta”, como así calificó Carmena su cerrazón al no aceptar los hechos consumados. Bien es verdad que el PP fue la lista más votada en Madrid, aunque por poco, pero lo cierto es que perdió la mayoría absoluta de que gozaba y con ello fue desbancado del gobierno municipal que desempeñó durante casi un cuarto de siglo.
El anuncio, tras despertar del sueño del poder, de que iba a ejercer una oposición constante y muy activa, fiscalizando en todo momento al gobierno municipal, da idea de su firmeza y su convencimiento de que es la política a seguir; de ello da cuenta su trayectoria.
Otra cuestión es si le mueven circunstancias personales: La localización de su domicilio muy cerca de Gran Vía, camino casi obligado para dirigirse a él, por lo que la disminución actual de carriles de circulación a dos, y la reducción de la velocidad a 30 Km/h, entorpecería unos desplazamientos en su propio automóvil, reclamando “los derechos que tienen las personas para usar el coche para lo que sea…”. Si a esto se añade que el proyecto contempla la peatonalización de la Vía dentro de poco más de un año, aclara muchas cosas.


Pero no sólo se mueven dos personas en el cuadrilátero: Los gallitos del corral, los partidos, están enfrentados desde hace mucho tiempo. Se trata de una guerra de base ideológica, que se manifiesta en una lucha por el poder áspera, dura y actualmente irreconciliable, que se manifiesta en todos los ámbitos, y el municipal no iba a ser para menos.
Actualmente, el gobierno municipal de Ahora Madrid ha abierto una comisión de investigación de irregularidades en la gestión de los negocios públicos de los anteriores gobiernos de Alberto Ruiz-Gallardón y de Ana Botella, estudiando todo lo relacionado con la sociedad que construyó, mantiene y explota la Calle 30, obra que endeudó Madrid. Cuando en 2015 la izquierda llegó al gobierno, la deuda ascendía a unos seis mil millones de euros, un billón de las antiguas pesetas. Aun siendo la empresa mixta, -pública y privada-, la deuda fue subrogada al ayuntamiento, borrando sus números rojos. Del pago de impuestos, tasas… se ocupaba sólo el Municipio. Se estudian posibles irregularidades en la gestión de Mercamadrid, el estadio de tenis Caja Mágica, o el gran Palacio de Cibeles, que adquirió Gallardón como sede del Consistorio.
El Ministerio de Fomento del Gobierno de Mariano Rajoy, recurrió el veto que había acordado Ahora Madrid al macro proyecto urbanístico Operación Chamartín, y su Ministro Montoro, de Hacienda, intenta echar abajo los Presupuestos Municipales, aplicando a rajatabla las leyes de sostenibilidad financiera. A pesar de que las cuentas del ayuntamiento tienen superávit, Carmena va a aumentar en 124 millones el gasto social en 2017, se ha reducido la deuda contraída por anteriores gobiernos a un ritmo no previsto por sus predecesores -a final de año se adelantará el pago de 344 millones de euros, y en un año y medio se habrá rebajado en 1793 millones-, Montoro, insiste en que el gasto no puede aumentar actualmente más de un 1,8 %.
Así, sobre el ring siguen golpeándose los contrincantes: Se investiga la relación de los anteriores gobiernos con la mafiosa Trama Púnica, la adjudicación de 32 millones a empresas de esa trama; el Ministerio de Hacienda no va a aprobar el Plan Económico Financiero del Ayuntamiento…
Mientras, miles de afectados por la venta irregular de pisos de la Empresa Municipal de la Vivienda, que llevó a cabo el gobierno del PP anterior, se disponen a pasar un invierno de penalidades bajo amenaza de desahucio, con la congoja de que las casas donde se alojan fueron mal vendidas a fondos buitre sin las garantías legales correspondientes. Pero es un mal menor: Muchos compañeros ya fueron lanzados de sus domicilios a la calle.
Sólo queda apretujarnos unos contra otros, a ver si a mí o a ti no nos llega el día… ¿O no…?

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