El mundo como escape. Desde un punto de vista más machista, como eyaculación. En el infeccioso, como peritonitis. Así concibo yo el Big Bang, como una penetración de materia y energía desde otro universo hacia el nuestro. Pero ¿Por qué hablar sólo aquí de universos, cuando vemos que en todos los órdenes, en el de los planetas y las estrellas, en el de las partículas atómicas y subatómicas, en el de las galaxias y agujeros negros, en el del conjunto de lo existente, hay siempre, en cierto modo, mundos, incluso a escala humana o terrestre ( Las células y sus orgánulos internos, nosotros mismos, con nuestros órganos, la Tierra como organismo vivo...), mundos, siempre mundos pequeños o grandes...?
De modo que no deberíamos negar otros universos adyacentes, y otras escalas aún mayores, diferentes dimensiones incluso: Creo que ahora dicen los científicos que deben de existir unas once dimensiones. Además, pienso yo, que deben de coexistir todos los tiempos, pasados y presentes, incluso diferentes devenires que podríamos escoger nosotros, mejores o peores, dependiendo de nuestro amor propio, o del masoquismo u odio que tengamos hacia nosotros mismos: Sed de éxito, encuentro de la paz interior, o necesidad de queja de la propia vida, de nuestro discurrir, que podemos controlar. De algún modo decidiríamos nuestro propio destino, o al menos nuestra vivencia de él.
Así pues, el mundo como escape desde otro universo, otra zona, una especie de agujero negro que transmitiera materia y energía al nuestro. Eso podría ser el Big Bang, y digo podría ser y no fue, porque quizá esa supuesta explosión de algún modo continúa, quizá estemos todavía bajo su influencia, y ello explicaría que aún el Universo siga expandiéndose y lo haga aceleradamente. Creo que en algún momento -han pasado sólo unos 13.700 millones de años desde el escape, la eyaculación. Seguramente, nuestro universo es todavía un bebé- en algún momento, como digo, el universo, atendiendo a las teorías que predicen una contracción posterior, demostrará su naturaleza elástica, y de este modo, dadas su masa, su energía, teniendo en cuenta también los recientes hallazgos de materia y energía oscuras, sucederá una implosión que invierta el tiempo y el espacio, hasta un nivel que ahora desconocemos, quizá hasta el del inicio; o simplemente, una progresiva desaceleración y el parón final; o movimientos de contracción y expansión sucesivos y eternos, que explicarían físicamente fenómenos como el déjà vu.
El ruido de fondo de la radiación de microondas, que proviene del nacimiento del universo, daría cuenta aún de lo relativamente reciente de dicho suceso explosivo o introyección de materia y energía. La hipotética energía oscura, no sería sino el empuje que aún sufriera el mundo, al no haber cesado en sus efectos esa fuerza expansiva o Big Bang.
A través del desarrollo personal, la práctica de la meditación, el amor, la compasión, la generosidad, la empatía... vamos tomando las riendas de nuestras propias vidas, en las que si todo funciona bien, domina el trabajo creativo y dedicado a los demás. Es decir: Que entra la persona en una dinámica muy activa, y como digo creadora, en la que las acciones van encaminadas al bien general y particular de cada ser. Todo interesa desde entonces, y no hay edad o estado físico que lo imposibilite. De este modo, la relatividad se convierte en algo vivencial. Todo, incluso el tiempo, el espacio, es elástico. Además, tengo la sensación de que aparece una especie de magia, y podemos elegir nuestro momento vital, o aún más radicalmente: Otra existencia distinta, otro enfoque, atendiendo a la dimensión o el universo elegido. De este modo, la relatividad y las consecuencias de la mecánica cuántica entran en nuestra biografía de un modo positivo, algo controladas, llevando a una felicidad creciente que podría compararse a la expansión universal acelerada. Ello redunda también en un mayor desarrollo personal, fomento de la creatividad, capacidad intelectiva, salud mental, logro de la paz, y encuentro con el otro en una comunión de empatía, de comunicación auténtica, y de un maduro amor que parte del propio e irradia como un sol hacia todo lo demás. Ya todo interesa: El ser humano como tal, su vida, cultura, sociedad, economía, política; los seres vivos: su preservación, y vida en libertad y en naturaleza; La Tierra y el Universo, dignos de amor y cuidados.
La búsqueda de una verdadera sabiduría, que parte del conocimiento interior y se aplica al exterior de un modo responsable, consciente, motiva, junto a la generosidad y la empatía con el resto, nuestro deseo de vivir y de crecer. "Crezco para que crezcas, para que todo vaya mejor".