ANOCHE NO FUE NOCHEBUENA.
No: Anoche no fue Nochebuena. Al menos para nosotros, no lo fue. Fue una noche de tensión, de mucha tensión; de soledad; de pareja en habitaciones separadas. Tú me dijiste: "Si no te cuidas, no tendré piedad contigo. Ya lo sabes, sabes qué quiero decir..."
Y yo decidí cuidarme, pero con todas, o casi todas las consecuencias: Sí, me cuidaré, pero si tú no lo haces también, yo seré inflexible. Y digo inflexible, porque es lo que reconoces haber dicho, aunque consientas en que no te acuerdas de ello. Y los dos sabemos qué querías decir con lo de la piedad. Lo he vivido numerosas veces en mis carnes. No ha de pasar de nuevo. Aunque yo lleve una parte importante de razón, no he de mantenerme inmóvil. He de ser flexible. Pero respecto a tu propio cuidado ¿He de ser flexible, amoroso o cariñoso sin más? Siento en este momento -reconozco estar ofuscado-, que no. Aunque sea algo temporal. Pero no. Lo que queremos para los demás, a lo mejor lo estamos pidiendo para nosotros mismos. Y la realidad es que tú no te cuidas. Hace muchos años -desde antes de conocerte- que tú no te cuidas. Quizá nunca lo has hecho. No han sabido enseñártelo, o tú aprender a quererte, a amarte (Como creo yo que voy amándome, estaba haciéndolo o iba en camino de ello).
Sé que hasta cierto punto -no del todo, no tan radicalmente- estoy utilizando la lógica del Calígula de Camus, del que recomiendo encarecidamente su lectura. Pero, ante un mundo caprichoso, voluble, intercambiable, superficial, el mundo de la irresponsabilidad, un mundo en el que no cabe la seriedad ni la responsabilidad en la palabra dada (es una de las características de nuestro tiempo, somos muy modernos todos...), no queda otra.
Sois más Ulises que Aquiles. Pertenecéis a la Odisea, pero una Odisea dentro de la guerra, de una guerra solapada que sufren sólo los pobres, los no desarrollados económicamente. Cuando la sufre el primer mundo, lo poco padecido es magnificado como "La mayor tragedia de los últimos tiempos, en este maravilloso país". Somos más Ulises. Pero a Ulises sus engaños también le hacen ir por caminos mágicos, extraños, de aventura, y ha de asumir lo hecho con responsabilidad. He de terminar de leerla, como leí la Ilíada, y no hablar por referencias. Me interesa. Quizá hoy tengo la lógica de Aquiles, pero en el mundo de Odiseo.
Veremos qué resulta de todo esto. Seguiré viviendo. De momento, vuelvo a cuidarme de un modo más atento. Y aunque la represión nunca me vino bien -nunca viene bien a nadie, creo yo-, acepto esta cortapisa como un ejercicio, como una experiencia, quizá algo provisional, pero sin fecha de término, sine die. Veremos.
De momento, espero volver a jugar si hay que jugar, y mantenerme serio si hay que hacerlo. Seré femenino y masculino a un tiempo. Racional y emocional, al unísono. Es el camino, de momento, creo yo. Sí, sigo leyendo, entre otras cosas, a Osho. Luego viene el estado meditativo, al que hay que llegar por medio de... Sí, habéis acertado: de la meditación, superando los estados de razón y de emoción.
Sea.