sábado, 25 de marzo de 2017

La televisión ha muerto. Vivan los jóvenes poetas.

Los versos triunfan en las redes y en bares como Aleatorio, en Malasaña.
               Por Alfonso Blanco Sánchez.




La espera


Espero a Escandar Algeet. Hace meses, ni siquiera podía imaginar que viviría esta ocasión. Ni estaba preparado, ni conocía el mundo que su trabajo me ha ido descubriendo. Poeta afamado, organizador de acontecimientos culturales, a sus treinta y dos años es seguido apasionadamente por muchos jóvenes, aclamado en las redes sociales. Sentado en un local tranquilo, demasiado aséptico quizá para el torbellino vital de quien va venir, espero.


Había barajado la posibilidad de que nos encontrásemos en una terraza, pero temí las posibles interrupciones y saludos de tantos amigos y conocidos que debe de tener en Malasaña, ya que su actividad se focaliza en este barrio céntrico de Madrid. Espero impaciente, no por culpa suya, sino por haberme adelantado en mucho a la hora prefijada.


Como admirador de Cortázar que es, he supuesto que rechaza las citas muy precisas. Yo también las odio. Y así, se ha ido sucediendo un acercamiento progresivo que nos conducirá finalmente a lo que yo, alguien neófito en esto de la poesía, vivo últimamente como una experiencia personal espiritualmente enriquecedora, inmersa en un paraíso cultural, sin duda poético, que él ha creado a su imagen y semejanza, con mucho amor.


Ahora, lo único importante es que Escandar Algeet acuda, poder hablar sobre su persona y su bar, el edén al que me refiero, el Aleatorio, al que algunos califican de catedral de la poesía en Madrid.







Bienvenido


Llega un poco acalorado embutido en su eterno sombrero y la barba de varios días que le caracterizan. Deja sobre la mesa un libro que trata de política y globalización. Va a ser presentado en breve en su local, y me pide unos minutos para llevar allí, pues estamos a corta distancia, unos carteles para una próxima exposición.


Ha sido puntual, y ahora tarda poco en volver. Unos instantes para liar y fumarse un cigarrillo. Y ya definitivamente entra y se sienta. Estoy acabando mi té y él pide un café doble. Comienza su intensa jornada de trabajo.


Hoy se presenta en Aleatorio la revista Violeta. Van a recitar con motivo de esta muestra algunos poetas, como Leo Zelada, un peruano seriamente contestatario, underground, ciberpunk, muy versado, con una obra muy hecha, madura, que integra tradición indígena, habitual recitador en este local. Enemigo de la poesía instituida, apoltronada, concluye uno de sus poemas diciendo, más o menos, que un poeta puede llegar a ser cualquier hombre, pero no cualquier hombre puede llegar a ser poeta.


Relato a Escandar mi descubrimiento reciente del bar Aleatorio, de la pasión con que describo este garito a quien quiere escucharme.


Vida y obra. El bar.


Escandar Algeet nace en Palencia,  en el año de la muerte de Julio Cortázar, 1984, año mítico, literario. Se interesó por la poesía y por la lectura gracias a la influencia de su hermana. A los dieciocho se marcha a Ponferrada a estudiar cine. Tres años después deposita su cuerpo  y su alma en Madrid. Comenzó trabajando en hostelería. Enseguida editó junto a varios amigos una revista, y al poco se vio haciéndola él solo. Con ella bajo el brazo llegó al Bukowski, el bar poético de Carlos Salem, su entrañable amigo, poeta, periodista, escritor y showman, donde trabajó, comenzando a leer allí sus textos. Aquí se formó. Dice que todo aquel que trabaja en hostelería proyecta mentalmente su propio local. Aleatorio, -parafraseando a Italo Calvino-, sería el bar de sus sueños, con una diferencia: él lo imaginaba muy joven, con veinte años, sin experiencia. Actualmente, casi a la edad de Cristo, si bien celebra no haber sufrido muchos reveses en su existencia, vive el garito y su ambiente, sin duda, mucho más hecho que entonces, con la misma sed de crecer y con varios libros publicados. El primero de ellos, Alas de Mar y Prosa, va por la quinta edición. Marcus Versus y la editorial Ya lo dijo Casimiro Parker apostaron por él. Y no se equivocaron.


A pesar de su vida ajetreada su habla es pausada, reflexiva, mima las palabras, las acuna. Un amor muy importante en su vida, ya roto, inspiró versos muy bellos, abiertos, sinceros, auténticos, honestos, de un sexo y un deseo diáfanos, nada ñoños, que hacen las delicias de tantxs. Un lapsus achacable a mí: pregunto por su hija. No tiene hijos, aclara, pero si los buscase, elegiría a esta mujer como madre. “Es verdad: no somos ya pareja, pero hay tanta gente que se casa y se separa a los dos años…”


Escandar heredó su nombre y su apellido de su abuelo paterno, nacido en Siria, por quien siente admiración y respeto, porque por él vio a su padre ocupar el lugar del hijo. Su abuelo es el humus de donde beben sus raíces, a través del tronco paterno. El casi centenario árbol murió, aunque nunca caerá a su vista. Pero esta desaparición le anuncia que los siguientes entierros, es ley de vida, serán los de sus padres. Le digo que la vida da muchas vueltas, que todos nos vamos, que ignoramos cuándo, y asiente cuando añado que, por ello, hemos de aprovechar todos los momentos de nuestra vida.


Su padre emigró cuando aún no se entreveía la guerra civil que sufre actualmente el pueblo sirio. Así, Escandar nacerá en Palencia. En 2005, ya en su juventud, viajará a Siria, tierra de sus antepasados, periplo del que se conservan y difunden vídeos que filmó con maestría, cariño y respeto, dados su carácter y su condición de cineasta, profesión para la que se formó en Ponferrada.


Aleatorio tiene carácter. Pero no es único.


Su negocio, el bar que ocupa una gran parte de su dedicación, fue levantado junto a varios socios. Esta semana están celebrando el tercer aniversario de su apertura con una programación especial. Habitualmente, cuenta con la compañía imprescindible de Carlos Salem dirigiendo las Jam, que se daban ya en el desaparecido Bukowski, y consisten en un micrófono libre y abierto a todo aquel que quiera recitar o leer poemas propios, y un atril. Por único decorado, un rayo  de luces que aparece y desaparece, y un letrero con el nombre del local. Un techo que es espejo, que es tierra que es cielo. Y ya está. No hay tarima a la que subirse. Todos estamos allí al mismo nivel. No hay jerarquías, ni siquiera espaciales, pirámides de poder que Escandar rechaza explícitamente. Esta superación de la violencia, se manifiesta en la acogida cálida y el respeto que se dispensa a todo aquel que se acerca allí o prueba a declamar su sentir, su inquietud. La condición es que se trate de textos propios. En todos los casos el público escucha con interés. Es entregado y atento. Con una madurez sorprendente ante la poesía. Más que público son personas, cada una con su devenir, su bagaje, que allá confluyen en una pasión compartida. En Aleatorio, del mismo modo que la presente celebración, todo se debe de vivir así: como una fiesta. Durante estos años se han hecho y se siguen haciendo presentaciones de libros y revistas, microteatro, que es representado los domingos en varias sesiones, recitales monográficos o a cuatro manos… Destacable es la lectura íntegra del libro Rayuela, de Julio Cortázar, que se hizo en 2014, en el centenario de su nacimiento, durante una sola jornada.


Desdiciendo a algunos, creo que la afluencia de las redes y la informática a nuestro mundo, motiva que muchos jóvenes ahora lean. Y más que antes. Con otra forma de leer, pero vaya que si lo hacen... Y escuchan, recitan, escriben. Pues la poesía ha calado entre ellos con gran fuerza. Y el fenómeno de las Jams, que se dan ya en otros bares de Madrid como Vergüenza Ajena, los jueves, o El Dinosaurio, los domingos, adquiere renombre y altura los miércoles en el bar de Escandar.


Pero a Aleatorio no sólo van jóvenes, sino gente de todas las edades. Éste es uno de los empeños de Escandar: romper la brecha entre generaciones, trascender la suficiencia que creen tener los mayores frente al menos experimentado, y la falta de respeto en que puede incurrir a veces el joven ante el viejo. Escandar defiende que en todos los casos la amistad es posible. La edad no es importante... Me aproximo lo más que puedo a su palabra, producto de la atención y el interés que en mí despierta, con un cuidado tan extremo que he desechado el uso de grabadora, por no alterar la intimidad cordial con que se desarrolla nuestro encuentro, en esta tarde-noche.


Aleatorio es un bar que, como su dueño, admira a Cortázar. A su entrada una rayuela hace de alfombra acogedora e invita a los juegos de palabras que tanto defendiera el autor de El Perseguidor.





La música y la letra


Aquí, el amor por la palabra es comparable al que se demuestra por la música. Pero una imprescindible mejora en la insonorización es lo que permitiría los conciertos en directo. A última hora me daría cuenta de una laguna importante: no pregunté a Escandar si escribe, como el autor argentino, al ritmo y el fraseo del Jazz, o de otro estilo musical. Estoy seguro de que es así: el ritmo que imprime, la similar ironía, las vueltas y revueltas que acarician al objeto tratado, me permiten sospecharlo al menos. Pero cuando veo y escucho los temas al alimón recitados por él y cantados por Pedro Pastor, estoy ya seguro de su afición por lo armónico, y entonces sí le hago ver que sus actuaciones conjuntas me recuerdan a las de Benedetti y Viglietti de años atrás. Sale a colación su amor por el poeta uruguayo: “Porque sin él, no estaría yo aquí” (en la poesía). Me aclarará luego que la dureza de Charles Bukowski quizá no es suya, pero le gusta. Además, le llega cómo es la gente que sigue a este autor, y lo que más le conmueve es su búsqueda de la belleza.


Feminismo


Veo a Escandar Algeet como feminista enamorado de la mujer. Y le hago notar que para mí es más difícil para un hombre ser feminista. Corta en seco, diciendo que todo en este mundo es más difícil para la mujer debido al poder patriarcal, y cuando trato de explicar que me refiero a que es muy difícil que quien ejerce poder como el hombre llegue a implicarse y entender bien esta desigualdad, él hace verdadera poesía que acaba explicando el método, y es una explicación de una sensibilidad tal que sin tener ante mí sus palabras, ahora se me hace imposible repetirlas, vocablos que definen un proceso. Únicamente recuerdo que todo acababa con el substantivo “deconstrucción”. Y pobre de mí, ignorante, sonrío y espeto: “como en la cocina”. Y él, paciente, me devuelve la sonrisa con una cuidadosa condescendencia… Por hoy, en este aspecto, no se puede hacer mucho más por quien esto escribe, a pesar de mi buena intención y mis ganas de crecer.


Poesía joven y Poesía madura


Saco a colación entonces la poesía joven, el amor, la sinceridad, el deseo y el sexo libres y explícitos, esa forma de recitar tan suave, tierna, erótica, que besa y abraza, tan generosa. Y me acuerdo de Noah, de su enorme sensibilidad y erotismo, y como colmo de ello su famoso poema Café. Y sonríe encantado de mi propio encantamiento. Y cito también a Carlos Guerrero, como ejemplo de superación y de juventud madura, de alguien que padeció y sigue sufriendo la consecuencias de un accidente de tráfico desde niño, y, sin embargo, trabaja y escribe y recita superando todas las dificultades en un ejemplo de resiliencia.


Y valiendo tanto estos poetas, no esperan ningún premio en las Jam, salvo uno jocoso que se entrega a su término, y que Carlos Salem, conductor de la sesión y hombre espectáculo, describe diciendo que consiste en una recopilación de poemas, quizá también de dibujos de órganos sexuales, -dicho finamente-, que muchos de los que acuden aportan encestando sus creaciones en una canasta, yendo a parar al interior de un buzón. Estas notas son recogidas semanalmente y regaladas al vencedor en un taper de comida china. Pero ya avisa Salem: ¿Hay que estar contento? Este premio garantiza cuatro meses de mal sexo.




Me gustaría citar y describir a todos los poetas que he visto en estos meses, pero no acabaría nunca. Tan ricos y de tantas aristas son cada uno de ellos.


Diego Skanderbeg, poeta joven, posee una gran ironía. Sumamente crítico, no se casa con nadie, entiende el vanguardismo como la innovación a partir de la métrica clásica, creando nuevas formas a partir de las ya consagradas. Es satírico y valiente y hace pensar.


Otro autor habitual que me maravilla, me sorprende y mentalmente me reestructura, es Rafael Carvajal, poeta maduro, quien con sus versos neoconfesionales relata la locura, el devenir descarnado del ser humano. Habla de la vida y de la muerte desnudas, de la enfermedad, con una visión del hombre y del mundo crítica, filosófica. Nacido en Málaga, es de una inteligencia escrutadora. Crítico certero, conoce con enorme perfección tanto el inglés como el castellano, y ejerce como traductor de poetas y escritores. Sigue los pasos de la Generación Beat. Hizo una gira por los Estados Unidos, recitando en veintisiete de ellos. Entonces, decidió volver a España para cuidar de su tía abuela, Carmen Carvajal, quien finalmente murió a su lado. Todavía lamenta no haber sabido cómo evitarlo, relata el miedo que pasó, mientras pasa nervioso, exhaustivo, las páginas de un libro buscando un poema que desea leer. Estamos en su casa, habitada por un hombre, una perra y un gato. Como fondo escuchamos música Cajun. Carvajal es un gran melómano.


Hay tantos poetas que por Aleatorio recalan, tantas palabras cuelgan de los focos, tantas sonrisas flotan en el aire dormido… Pero, de momento, serán música para otra noche. Persisten en tu fantasía y en tu memoria, ya que lees. En ellas continúa el presente reportaje. Cantos misteriosos, de esperanza y de rabia, risas, placer, aplausos, besos. Héroes del siglo XXI haciendo historia. Juguemos bajo la lluvia de letras a la rayuela, chapoteando sobre un charco de puntos suspensivos...


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lunes, 20 de febrero de 2017

Despertar al alba

Foto: Mayte Menéndez Guil




Luna de amanecer: ¿Por qué al alba, si más claro el cielo se torna, resaltas aún con más fuerza, y tu cara parece sonrojarse?

¿Será porque haces de espejo aún más directo, anunciando el fuerte humor del héroe que es tu esposo, quien, arrojado, casi asoma, triunfante de la noche?

Y sin embargo, ¡Oh! Luna, no siempre te ocultas: ¿Es cierto que cuando llega el Sol, viene tu ocaso?

No. Como ahora, muchas veces permaneces, y dándole la razón como a los necios, tú, Luna lunática, dejas de brillar a los ojos de los hombres.

Falta de presunción. Humildad suma, de quien crea el sentir junto a la noche.

Ante ti acuden a mi mente los versos de sentimientos más puros, verdaderos, deseos e ideales.

Quiero que la importancia de tu rostro en el cuarto en penumbra, sea la de la mujer que amo.

Que seas el espejo en que Amor se mira y animes a todo aquel que ama o se pregunta.

¿Qué hay en tu luz que lo fomenta? Mecenas eres del sentimiento humano.

Y, para no ser menos ni más que en otra aurora, vas mermando tu contraste, palideciendo en un firmamento que se torna, lentamente, azul y claro.

Esta noche de invierno yacía inconsciente, y al alba tú tocaste suavemente en mi oído, para que contemplara a través de los cristales tu rumbo lento, y cómo dulce, condescendiente y sabia, cedes protagonismo sin tragedia.

Si tú, campeona y diosa del sentir, te dignaste a hablar con un mortal, concédeme la conexión, al fin, con lo que siento.

Quiero notar el latido del corazón que mi pecho encierra, que se agite como pajarillo dentro de su jaula o lagartija en suave mano. Pero no, porque me duele: No quiero ser cárcel, motivo de sufrimiento o muerte para el otro.

No me desdigo. Pero es hora de que la insensibilidad de mi piel, acartonada por el exceso de agua, viento o sal vire, como tú, Luna, en paz hacia el silencio.

viernes, 3 de febrero de 2017

Muñecas Rusas


Foto: Mayte Menéndez Guil

                                        



Una luna negra en noche cerrada, transita por el rayo de luz que despide una estrella, que lleva viajando millones de años, a trescientos mil kilómetros por segundo.

¿Y qué son nuestras unidades, que es nuestro rasero?

Qué es el universo, sino una subpartícula dentro de un átomo de una mitocondria de una bacteria que infecta una pulga que parasita un bebé que duerme en el interior de una cuna sobre la hierba del claro de un bosque en el collado de una montaña perteneciente a una cordillera en una región húmeda en el interior de un país perteneciente a una federación de naciones de un continente rodeado por océanos del planeta Tierra del sistema solar cuyo sol es una de los setecientos cuatrillones de estrellas que conforman unos dos billones de galaxias separadas por enormes distancias interestelares de un universo que a su vez es una subpartícula de un átomo de una piedra de cuarzo que reposa en un sendero y que ahora tú recoges y frotas en tu jersey verde mientras entornas los ojos con placer.





sábado, 14 de enero de 2017

Navegando hacia LocuraUtopía




(Foto: Mayte Menéndez Guil)


Abordémonos pacíficamente unos a otros. Amorosamente entrechoquemos las proas, y una eterna fiesta marítima de música de caracolas, silbos de delfín, quejido de gaviota, rugir de león marino y canto de ballena, haga bailar a los peces, danzar a los pulpos bajo la quilla. Las estrellas, a lo lejos, llorarán de dicha infinita. Y así sea.

Sucumbamos, en un naufragio de aguas abrazadoras, calmantes. Seremos tesoro sepultado en el fondo del mar, esperando durante siglos el hallazgo de nuestra clara razón, que llevamos.
            Nuestro mondo esqueleto será signo verdadero, ante una humanidad que no nos ha comprendido y frente a la que nos haremos entender.
            Sólo los verdaderos piratas hablan este lenguaje a-locado en el mundo de los cuerdos. Ellos son los locos. Nosotros hacemos patente la sinrazón de este mundo.

            Pero llegó la hora de poner las cartas sobre la mesa. Únicamente nuestro juego es sincero. Nunca hemos ido de farol. Nos tomamos la vida en serio.

            La fiesta a bordo comenzó. Y nadie sabe bailar como nosotros. La naturalidad hace las delicias de aves y cetáceos, que acuden presurosos.
            Ésta es nuestra hora. El momento ha llegado. Preparados estamos. El dolor nos forjó. Y a pesar del maltrato, seguimos amando. Con fuerza, amor, paz y bondad por fin unidos, destejeremos para volver a tejer. Y la obra, día a día crecerá.
            Vendrán días de viajes a islas paradisíacas, tierras vírgenes y océanos llenos de vida, de manatíes y focas que son sirenas, y esta vez hablaremos con ellas, pues ya no habrá temor, y la vida será agua dulce, vino y alimento del alma. La miel de las colmenas, las algas y las huertas, los árboles frutales, nos acogerán.

Seremos hermanos de todo ser vivo, de todo ser inanimado. Y las noches serán música y hoguera, besos y relatos, bailes y caricias, bajo una bóveda celeste estrellada de ojos, sonriente de luna, dichosa de lago, viviente de río. Y seremos inmortales como el centenario árbol, aún joven, que al caer se hace virutas, polvo, tierra y alimento. Nacer, morir y renacer en la rueda de la vida. Será el vivir, por fin, sin miedo.

            (Palabra del pirata Alf, el desangelado. Quien permaneció cuarenta años en el dique seco calafateándose, y ahora se apresta, como un pelícano, a surcar los mares de este mundo).